Anegamiento de cerezos y otros frutales: consecuencias y remediación

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  PEC Chile - Revista del Cerezo  
Tras desbordes de ríos, esteros y canales

 

La mayoría de los ríos se salió de su cauce, desde el Maipo al Biobío, señalaba un análisis del centro de investigación climática (CR)2 acerca del ‘río atmosférico’ que afectó al país en junio pasado. Los campos más afectados fueron aquellos aledaños a los cursos de agua. Recogimos el testimonio de lo que significa sufrir una experiencia así y las posibles soluciones para recuperar los huertos. Al cierre de esta edición un nuevo frente de mal tiempo afectó a las mismas zonas, dejando consecuencias desoladoras.

25 de Septiembre 2023 Francisco Fabres

Anegamiento de cerezos y otros frutales: consecuencias y remediación

Tres semanas después de la crecida del río, un sector del predio de Villaseca de la exportadora Agua Santa continuaba anegado.

Las lluvias acumuladas desde el 21 al 26 de junio provocaron daños a la industria frutícola en diversas localidades, especialmente en huertos que sufrieron el desborde de ríos o canales aledaños. Los daños reportados correspondieron a pérdida de árboles, maquinaria e infraestructura de riego, entre otros, además del impacto proyectado sobre la producción debido al anegamiento de los plantíos. Uno de los campos afectados en este último aspecto fue Agrícola Villaseca, en la localidad del mismo nombre, región del Maule, perteneciente a la exportadora Agua Santa. Redagrícola entrevistó a su administrador, Juan Carlos León, para conocer de primera fuente los impactos asociados y las acciones que han emprendido para superar el problema.

Juan Carlos León.

–El predio tiene 80 hectáreas (ha) de cerezo de las variedades Frisco, Santina, Bing, Lapins y Regina –detalla León–. Se inundaron 4 ha de Frisco sobre patrón Maxma 60, pero no fue directamente debido a las precipitaciones, sino a un aumento del caudal del río Perquilauquén, que rodea el campo. Esto no pasó en 24 horas, fue un evento largo, la sumatoria superó los 280 mm de agua caída en unos cinco días. Las aguas de lluvia corrieron, el tema es que en la cordillera cayeron alrededor de 500 mm con una isoterma muy alta, no era nieve sino agua tras agua, las quebradas se salieron y todo llegó al Perquilauquén.

 

ERA MIRAR CÓMO EL AGUA SUBÍA

–¿Qué hiciste en ese momento?

–Cuando llegué de Linares, era mirar como el agua subía y después mirar cómo bajaba. Fue aumentando paulatinamente y luego disminuyendo de a poco. No hubo arrastre de plantas ni erosión de suelos ni quedaron raíces al aire libre tampoco. Los vecinos sufrieron más, en unas plantaciones de kiwi recién hechas: el agua subió tres metros, las plantas quedaron dañadas, sus estructuras fueron arrancadas, los palos llegaban hasta nuestro predio.

La textura franco arenosa del terreno ayudó a que la inundación fuera reduciéndose natural y rápidamente en las 48 horas posteriores. Sin embargo, en un sector con alrededor de 400 árboles se mantuvo el anegamiento, ayudado por frecuentes precipitaciones.

–Tratamos de secar ese bajo usando una motobomba que arrendamos a una empresa de Santiago. Esa misma máquina nos había servido para vaciar un tranque en seis horas, pero aquí la tuvimos funcionando casi dos días y nada, la poza no bajó ni 10 centímetros. Lo que extraíamos en un punto entraba por otro, era una pelea sin fin.
Al momento de la entrevista, unas tres semanas después de aquellos hechos, ese sector seguía apozado, como se aprecia en las fotos.

PRIMERO, ASEGURAR LA RECUPERACIÓN Y PROTEGER LAS RAÍCES

–¿Qué estrategia van a usar para los árboles afectados?

–En las zonas inundadas que ya bajaron hemos hecho calicatas para ver el estado de las raíces. No se ven comprometidas. Vamos a hacer tratamientos preventivos mediante la aplicación de un fungicida sistémico y de contacto de amplio espectro (mancozeb + metalaxilo), como una especie de drenching dirigido al cuello de las plantas. El objetivo principal es evitar la aparición de Phytophthora. Después podríamos mandar a hacer análisis fitopatológicos si encontramos algún indicio de enfermedades.

Adicionalmente planifican recurrir a complejos de microorganismos, como Trichoderma, para mejorar la condición de la raíz, protegiéndola con hongos benéficos contra los hongos perjudiciales. Una vez asegurado el nivel radicular, piensan continuar vía foliar, también con Trichoderma y tal vez un fosfito de potasio u otra opción que ayude a aumentar la resistencia sistémica adquirida (SAR) de la planta.

–¿Y el sector que continúa con agua?

–Es poco lo que podemos hacer por ahora. Vamos a esperar a que se drene antes de poder tomar una determinación: si requiere un tratamiento intensivo o si de frentón habrá que arrancar los cerezos de modo que no sean fuente de contaminación para el resto del huerto.

MANTENERSE CON LOS PIES EN LA TIERRA

Juan Carlos León valora el hecho de que la subida del Perquilauquén haya ocurrido en período de dormancia. Si hubiera sido en floración, en un ‘flush’ radical con la planta en plena actividad, probablemente la anoxia habría sido más dañina, estima:

–Un gran amigo, Patricio Espinosa, me dijo: las plantas prefieren la sequía a la humedad. Se parecen a las personas, que podemos soportar varios días en el desierto sin hidratarnos, pero bajo al agua sobrevivimos apenas unos minutos.

Más a largo plazo están evaluando la conveniencia de hacer obras de drenaje, si bien el entrevistado sospecha que la cota del área afectada puede encontrarse bajo la cota del río, lo que impediría el desagüe. Otra alternativa sería un muro de contención, pero puede acarrear el riesgo de ser sobrepasado y dejar el agua atrapada, agravando el problema en lugar de solucionarlo. En consecuencia, se están asesorando con especialistas. “En estas circunstancias hay que mantenerse con los pies en la tierra para no incurrir en gastos innecesarios”, sentencia el administrador de la Agrícola Villaseca.

–¿Tenían seguros comprometidos?

–No.

–¿Cuál es el cálculo de los daños?

–Por ahora solo consideramos las 400 plantas que se han mantenido inundadas. La densidad de plantación es de 1.250 plantas/ha y el rendimiento esperado se sitúa en 12.000 kg/ha. Por lo tanto la pérdida llegaría a 4.000 kg en la temporada… Siempre y cuando no definamos arrancar las plantas.

LOS EVENTOS CLIMÁTICOS SE SUCEDEN: GRANIZO Y TEMPERATURAS DE SUELO

Debemos entender que uno trabaja con la naturaleza, advierte Juan Carlos León. El año pasado el campo de Linares, también a su cargo, estuvo “en el epicentro del granizo”. Se vio afectada casi el 100% de la producción de arándanos (30 ha) para fruta fresca, debiendo destinarse a jugo. Los cerezos (otras 30 ha), menos dañados, produjeron 12.000 kg/ha, pero la proyección antes de la granizada era de 18.000 kg/ha:

–Tuvimos que ralear a mano, botar fruta, hubo costos altos en jornales. Nos perjudicó brotes y hojas.

Mientras en Linares granizaba, en Villaseca llovía. Además en esta localidad se produjo un aborto considerable de la fruta, principalmente en la combinación más vigorosa, de Lapins sobre Colt. La “pasma” se atribuyó a las bajas temperaturas del suelo en primavera: el 15 de octubre estaban en 12-13°C, lo cual se sumó a bajos niveles de arginina en las reservas de la planta.

CALIBRE Y CALIDAD A TODO EVENTO

Si bien el clima no se puede controlar, los predios de Agua Santa en la región del Maule están llevando a cabo prácticas e inversiones que mitiguen sus efectos perjudiciales:

–Nuestras características edafoclimáticas nos han obligado a establecer estrategias de manejo basadas en muchos datos de planta y suelo y mucho análisis en equipo. Nuestros campos están situados bajo condiciones de suelo de clases de capacidad de uso entre II y V, con muchas variedades y portainjertos, por lo que las reservas de arginina son nuestro primer indicador para definir nuestros planes de nutrición y bioestimulación en cada caso. No se puede ser perfecto, pero tenemos claro que es mejor saber a no saber y que producimos fruta bajo condiciones limitantes. En esto hemos tenido un apoyo constante con nuestros asesores Jaime Navarrete y Walter Masman. La postcosecha recién pasada fue nuestro punto de partida para esta temporada, aplicando todos los nutrientes necesarios, pensado en aumentar las reservas de arginina. Como equipo, creemos en el valor de la integración de los datos del campo y de su correcta interpretación por los encargados. El efecto se nota en las curvas de arginina y veremos los resultados en la fruta. Ojalá que las temperaturas de primavera sean buenas, pero si vienen frías tenemos preparados nuestros tratamientos para prevenir la fiebre de primavera. También estamos poniendo control de heladas con agua en 33 ha, techando Santina (16 ha) y en el sector restante continuaremos usando helicópteros.

El techo se instala sobre Santina para adelantarla. No se usará en Frisco porque tiende a ablandarse, característica que podría acentuarse bajo cubierta. El control de heladas con agua es el método más económico de los tres, sin embargo la disponibilidad hídrica solo alcanza a abarcar las 33 ha ya mencionadas: toda la Frisco, una parte de Lapins y una parte importante de Regina. Dejaron un bloque, de alrededor de 20 ha, para ser protegido con el helicóptero pequeño que tienen disponible; la forma cuadrada y continua de esta superficie evita estar “picoteando” en distintos cuarteles.

–Nuestro objetivo intransable en cerezo, incluso con todos los eventos que hemos tenido, es sacar fruta de calibre y calidad. Apuntamos a un 80% de las cerezas de calibre sobre 28 mm, sanitariamente sana, crocante, rica, dulce. Estamos cerca: el año pasado llegamos al 70-75%. Cuando se logra, siempre los retornos son extraordinarios.

Se están tomando medidas para superar los fenómenos climáticos con el fin de cumplir el objetivo corporativo intransable: sacar fruta de calibre y calidad. Foto gentileza Anyela Maureira.

DINÁMICA DE UN SUELO INUNDADO

Los ingenieros agrónomos Jorge Carrasco (Dr.), Juan Pablo Martínez y Jaime Otárola (M.Sc.), de INIA Rayentué, divulgaron un “Diagnóstico de limitaciones originadas en suelos agrícolas anegados, acciones dirigidas a recuperarlas y revertirlas”.

Jorge Carrasco.

En un terreno inundado, el aire no puede penetrar en la tierra porque el espacio poroso se encuentra ocupado por el agua, y las raíces de las plantas se encuentran en peligro de asfixia. Cuando la situación se mantiene por días, la falta de provisión de oxígeno afecta la actividad biológica de las raíces e impacta en la parte aérea de las plantas. Al secarse, el aire vuelve a la tierra, pero no necesariamente se restablece el equilibrio, puesto que ciertas propiedades físicas del agua –sobre todo su capacidad para interferir en el intercambio de gases–, asociadas a parámetros como porosidad total y conductividad hidráulica del suelo, pueden provocar daños y causar muerte radicular. En terrenos pedregosos o de arenas con buen drenaje los problemas señalados tienden a ser menores.

Los desbordes en cursos de agua que provocan anegamientos, señalan, por añadidura van asociados a la acumulación de sedimentos. Partículas de limo, arcilla e incluso materia orgánica, provenientes de los ríos o esteros, se depositan en capas o láminas a distintas profundidades. Así, las condiciones originales del terreno cambian. Suele formarse un sellamiento de espesor variable que impide o disminuye el intercambio de aire y agua. El suelo se vuelve más compacto y denso, menos esponjoso, se generan alteraciones en la microtopografía de la superficie del terreno, cambia la permeabilidad y la saturación.

Acumulación de sedimentos asociado al anegamiento por desbordes en cursos de agua. Foto gentileza de Jorge Carrasco, INIA Rayentué.

HERRAMIENTAS PARA EVALUAR

Entre los elementos claves que determinan el nivel de daño se encuentran el espesor de la capa de suelo acumulada sobre la superficie y la continuidad de lluvias que prolonguen el anegamiento. Abrir calicatas de aproximadamente 1 metro de profundidad y distanciadas a unos 50 m entre sí, permitirá identificar rasgos físicos y mecánicos del suelo, como el espesor de la lámina de sedimento además del grado de compactación.

La recarga de la napa freática por la inundación puede producir una salinización del área afectada, por un posible ascenso de las sales a la superficie. Un pozo exploratorio ayudará a determinar la profundidad a la cual se encuentra la napa. Si el sector afectado es amplio, se recomienda dejar abiertos pozos desde la parte más alta a la más baja, para medir la evolución de la napa en el tiempo, con varillas graduadas y flotadores.

Información importante puede obtenerse mediante la extracción de muestras de suelo a las profundidades de desarrollo de las raíces, para análisis de laboratorio. Así se manejarán datos valiosos sobre las características físicas y químicas, como porosidad total, conductividad hidráulica, estabilidad estructural, contenido de materia orgánica, tipo y cantidad de nutrientes, pH y presencia de sales, entre otras.

El riego presurizado puede sufrir deterioros, taponamiento de goteros, desconexiones de la plansa, por dar algunos ejemplos. Los especialistas de INIA Rayentué recomiendan efectuar aforos para evaluar la uniformidad del riego antes de iniciar la tarea de irrigación.

23 de agosto de 2023
Una conversación de último minuto

Juan Carlos León: “¿Te acuerdas que comentamos que eran como 400 cerezos el sector que se había inundado mucho? Hoy día de las 80 hectáreas están 60 bajo el agua”.

ESTRATEGIAS DE REMEDIACIÓN

Carrasco, Martínez y Otárola plantean las siguientes tareas de recuperación:

Una vez que el suelo alcanza una humedad cercana al estado friable, si la lámina de sedimento no tiene un espesor de más de 25 centímetros, un laboreo que sobrepase esa profundidad con arado de disco o vertedera romperá la compactación superficial y mezclará el sedimento con el suelo. De este modo se mejorará la estructura edáfica (en la entrehilera en el caso de frutales) favoreciendo el ingreso de agua y aire.

Aplicaciones de sulfato de calcio y carbonato de calcio incorporadas al suelo con un rastraje también mejorarán la estructura del suelo y su aireación. Además, harán disponibles los nutrientes azufre y calcio. La adición de materia orgánica al suelo asimismo mejora la estructura.

En frutales, aplicaciones de fertilizantes nitrogenados vía foliar pueden producir efectos remediadores sobre las plantas. Productos basados en algas marinas han demostrado generar beneficios antiestrés en árboles con problemas de hipoxia.

Conviene evaluar la factibilidad de construcción de un sistema de drenaje como medida permanente.

Es posible considerar el apoyo estatal a través de la postulación al programa SIRSD-S del Ministerio de Agricultura para la recuperación de suelos degradados por las inundaciones o la erosión originada en el desborde de ríos.

Los profesionales de INIA Rayentué indican, finalmente, que evaluaron terrenos afectados por el desborde del río Cachapoal. Los más dañados fueron aquellos que tenían sus canales y desagües sin mantención. Su limpieza es una medida inmediata de prevención frente a eventos similares futuros, porque se facilitará la salida del exceso de agua acumulada en el terreno y se evitará en gran parte el depósito de sedimentos.

Anegamiento de cerezos y otros frutales: consecuencias y remediación

 



Equipo Prensa
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