IMPACTO Y CONTROL DE DROSOPHILA SUZUKII EN CEREZAS

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  PEC Chile - Revista del Cerezo  

La plaga busca fruta de piel delgada, alto contenido de azúcar y acidez moderada, por lo que se ha observado una importante susceptibilidad varietal de los frutales a sus ataques. La forma más eficiente de controlar Drosophila suzukii es el control químico, el que debe ser cuidadosamente planeado, de manera de evitar problemas como el desarrollo de resistencias.

Christian Volosky Ferrand

El doctor Danko Brncic (1922-1998), entomólogo y médico veterinario de la Universidad de Chile, dedicó gran parte de su vida profesional al estudio de la familia Drosophilidae. En sus escritos, publicados entre las décadas de 1950 y 1990, expone, de manera brillante, las particularidades de esta gran familia de dípteros en Chile y Sudamérica, realizando significativos aportes sobre su sistemática, biología y distribución. Describió casi un tercio de las especies conocidas en nuestro país, así como algunas especies de países vecinos y, hasta hoy, un importante sub género de este grupo (Chusqueophila) lleva su nombre.

Artículo publicado en PEC Magazine Edición N° 7. Accede a la revista por el link de abajo: https://online.fliphtml5.com/tgiva/imdl/#p=1

El gran aporte del doctor Brncic en este grupo lo hizo acreedor del Premio Nacional de Ciencias en 1987, y en sus trabajos es posible recopilar prácticamente toda la información existente de esta familia en Chile.

En una breve revisión de su obra, podemos obtener interesantes datos, que nos permitirán entender un poco mejor las intrincadas relaciones de este grupo con su entorno, así como su extrema adaptabilidad y gran potencial invasivo.

El género Drosophila es el más numeroso de la familia Drosophilidae, con más de 1.500 especies descritas a nivel mundial, distribuidas en 8 subgéneros. Son moscas de pequeño tamaño, conocidas comúnmente como “moscas del vinagre”, por su hábito de alimentarse de levaduras y otros microorganismos que prosperan en frutos, flores y hongos en descomposición; sin embargo, no todas las especies son saprófagas, un reducido número ha evolucionado como depredadores y unas pocas se han especializado como comensales asociadas estrechamente a algunos invertebrados. El origen más probable de este género se sitúa en el archipiélago de Hawai, hace 26 millones de años, desde donde un ancestro común de las especies hoy conocidas se dispersó hacia todo el mundo, evolucionando en las más diversas formas y colonizando prácticamente todos los ecosistemas.

En Chile este género está representado por 27 especies, 9 de las cuales son consideradas cosmopolitas, 4 sub cosmopolitas, 3 neotropicales con amplia distribución y 11 endémicas.

Drosophila suzukii Matsumura es la especie de más reciente introducción, habiendo sido reportada de manera oficial, por primera vez, el 26 de mayo de 2017, en la región de La Araucanía. Sin embargo, la introducción de D. suzukii no es el único caso de ingreso de especies exóticas de este género a nuestro país; entre 1954 y 1970 fueron detectadas las especies Drosophila mercatorum y Drosophila virilis, mientras que en 1978 se detectaron Drosophila buzzatti y Drosophila suboscura.

Drosophila suzukii ha colonizado en menos de 6 años prácticamente todo el territorio nacional.

El caso de D. suboscura es digno de ser analizado, su primera detección ocurrió en Puerto Montt, en febrero de 1978, y en menos de una década colonizó gran parte del territorio nacional, estableciéndose desde La Serena hasta Punta Arenas y extendiéndose también hacia Argentina (Bariloche y Mar del Plata). Su carácter polífago y gran capacidad para sobrevivir en condiciones extremas de clima, le permitió dispersarse rápidamente, siendo una de las invasiones biológicas más exitosas de las que haya registro en nuestro país.

Casi 45 años después, una nueva y más agresiva especie (Drosophila suzukii), ha colonizado en menos de 6 años prácticamente todo el territorio nacional, estableciéndose en diversos cultivos y generando un gran impacto económico en frutales. En este artículo se analiza el impacto de esta especie en el cultivo del cerezo, su biología y posibles alternativas de control.

ERRÓNEAMENTE LLAMADA DROSÓFILA DE ALAS MANCHADAS

Drosophila suzukii es una especie de tamaño pequeño, sus estados adultos presentan una longitud de 2,3 a 4 mm; su cuerpo es de coloración marrón-pálido, variando a ocre y su abdomen está ornamentado por bandas oscuras que lo cruzan en cada segmento. Los ojos son de color rojo, antenas cortas y aristadas. Esta especie exhibe un marcado dimorfismo sexual, los machos son más pequeños que las hembras y presentan dos manchas oscuras en el extremo de sus alas, no presentes en las alas de las hembras; dicha característica le confiere su nombre vernacular de “drosófila de alas manchadas” o “spotted wings drosophila”, que en opinión del autor de este artículo, es incorrecto y no debería ser utilizado, pues existen otras especies en Chile que también presentan máculas en sus alas, en algunos casos muy similares a las de Drosophila suzukii (ej., Drosophila amplipennis, D. appendiculata, D. araucana). En Asia, su zona de origen, se utiliza el nombre de “Cherry drosophila”, precisamente porque existen otras especies de este género que también tienen manchas en sus alas y que generan confusión. Lo cierto es que no existe un reglamento que estandarice los nombres comunes de los insectos a nivel internacional, pero el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica prohíbe estrictamente el reemplazo arbitrario del nombre Drosophila suzukii.

Drosophila suzukii busca fruta de piel delgada, alto contenido de azúcar y acidez moderada.

La hembra se caracteriza por presentar un ovipositor esclerotizado en forma de sierra, que le permite realizar heridas en la epidermis de frutos sanos, por donde depositan sus huevos. La proporción de machos y hembras es siempre cercana a 1:1.

Los huevos son de forma subcilíndrica, de 0,65 mm de longitud por 0,2 mm de ancho y tienen dos largos filamentos respiratorios -o espiráculos- en uno de sus extremos, estas estructuras le permiten respirar cuando se encuentran al interior de frutos.

Las larvas son ápodas, de coloración blanquecina cremosa, aguzadas hacia su extremo anterior y pasa por tres estados, con tamaños de 0,67, 2,13 y 3,94 mm, respectivamente.

La pupa es de coloración marrón-amarillento variando a marrón oscuro y de una longitud cercana a los 3 mm.

EN 2008 COMIENZA SU DISPERSIÓN A NIVEL MUNDIAL

La zona de origen de Drosophila suzukii es el sudeste asiático, en particular la extensa área comprendida por China, Corea, India, Taiwán y Japón. Fue precisamente en Japón, donde la especie fue por primera vez descrita en la década de 1930, sin embargo, dos décadas antes de su primera descripción ya existían reportes de su grave impacto en cerezas. Muchos años después, en 2012, algunos investigadores han sugerido la posibilidad de que esta especie en realidad no sea originaria de Japón, sino que habría sido introducida desde el continente a ese país insular.

Durante muchos años D. suzukii se mantuvo circunscrita a su zona de origen y fue en 1980 cuando comienza su dispersión a nivel mundial. En una especie de viaje de retorno a sus orígenes, aparece en la isla de Oahu (Hawai), donde se establece junto a las otras 1.000 especies de Drosophila que habitan en dicho archipiélago. Pero es a partir de 2008 cuando comienza su gran invasión hacia el resto del mundo, en ese año aparece en Italia y España de forma casi simultánea, lo mismo que en EE.UU.; posteriormente se dispersa a gran velocidad por gran parte de Europa y Norteamérica, colonizando climas tan diversos como la costa mediterránea, las islas griegas y los fríos fiordos escandinavos. En Sudamérica fue detectada por primera vez en el año 2013, en el sur de Brasil y Uruguay, para dispersarse los siguientes años por Argentina y Chile, hay una cita reciente no confirmada de su presencia en Ecuador, lo que es bastante dudoso. En África se ha logrado establecer en Marruecos, Kenia y Reunión, mientras que en Oceanía su primera cita ocurrió en Polinesia Francesa, en 2022, no está presente en Nueva Zelanda ni Australia y estos países han interpuesto normativas muy rigurosas para evitar su ingreso.

La pupa es de coloración marrón-amarillento variando a marrón oscuro y de una longitud cercana a los 3 mm.

Las detecciones más recientes de Drosophila suzukii ocurrieron en Israel, Chipre, Finlandia, Inglaterra, sur de Rusia e Islas Azores, todas durante 2022.

En Chile, su comportamiento no ha sido diferente al resto del mundo, y a 5 años de su primera cita, esta especie ha aparecido desde Pica (región de Tarapacá), hasta la localidad de Chile Chico, en la región de Aisén. En su distribución septentrional (Tarapacá a Coquimbo), D. suzukii únicamente tiene un estatus de plaga con distribución restringida, pero desde Valparaíso al sur, es una plaga establecida.

La rápida adaptación y dispersión de esta especie en nuestro país, puede ser explicada por factores intrínsecos a la plaga, como su alto potencial biológico, plasticidad fenotípica y extrema polifagia; pero también por factores del tipo antrópico, como las actividades de transporte, turismo y comercio, que han contribuido significativamente para que este insecto se desplace y colonice nuevas zonas geográficas. Sin lugar a dudas, esta especie aún se encuentra en proceso de expansión en nuestro país, por lo que no sería de extrañar que pueda colonizar aún nuevas zonas. Bizama (2020), analizó la invasión de Drosophila suzukii en Chile mediante modelos de distribución de especies e intentó identificar la etapa invasiva en que se encuentra en el país, considerando variables climáticas como predictores de idoneidad. El estudio determinó que la invasión de Drosophila suzukii aún no alcanza el equilibrio, faltando aun el 49,4% del potencial invasivo en el país. Asimismo, las etapas de invasión indican que el 98,9% de las poblaciones se encuentran estables y un 1,54% en etapa de colonización.

PREDILECCIÓN POR BERRIES Y CEREZAS

Es difícil imaginar una especie más polífaga que Drosophila suzukii, y probablemente entre las plagas que habitan en nuestro país, no exista ninguna con un rango de hospederos tan amplio. De acuerdo con la literatura internacional, se han reportado más de 140 hospederos vegetales para esta especie, distribuidos en 27 familias botánicas. En el caso del continente americano, los hospederos más importantes están en las familias Rosaceae, Myrtaceae y Ericaceae, pero posiblemente otras familias puedan incorporarse a este listado en el futuro.

Es un hecho bien estudiado que el desarrollo de Drosophila suzukii se verá siempre favorecido cuando las cosechas sean prolongadas, las superficies cultivadas amplias y, muy especialmente, por la proximidad de bosques y hospederos silvestres. En efecto, la cercanía con bosques y hospederos alternativos le proporciona a esta mosca importantes zonas de resguardo y alimentación, y son activamente utilizados por esta especie para pasar el invierno, pues además de proporcionarle condiciones mucho más favorables que los frutales (en su mayoría son caducos), encuentra en ellos excelentes fuentes de alimentación suplementaria durante otoño e invierno.

Respecto a los hospederos frutales, la lista es sumamente amplia, siendo probablemente las cerezas y los berries, los predilectos por parte de la plaga, mientras que los carozos y las uvas son bastante menos apetecidos, pudiendo ser considerados hospederos secundarios u ocasionales. En Italia, se han reportado incrementos de costos de producción de €1.800 a €5.000/ha, como respuesta al manejo de esta plaga en berries.

Drosophila suzukii busca fruta de piel delgada, alto contenido de azúcar y acidez moderada, por lo que se ha observado una importante susceptibilidad varietal de los frutales a sus ataques.

LONGEVIDAD DE HASTA 200 DÍAS O MÁS

Si bien este díptero es una especie multivoltina, no hay estudios concluyentes que den cuenta de su número de generaciones bajo condiciones chilenas. En su zona de origen se reportan entre 3 y 13 generaciones en una temporada, mientras que en Norteamérica, sólo se informan entre 3 a 9 ciclos.

La época invernal es la más crítica para este díptero y suele sortearla como adulto en zonas boscosas o bien en asentamientos humanos, en búsqueda de mejores condiciones de alimento y temperatura. Durante la primavera es la época en que Drosophila suzukii goza de las mejores condiciones para su desarrollo, por lo que son muy activas. Los primeros adultos maduran sexualmente al cabo de 24 a 48 horas y rápidamente comienza el apareamiento; las hembras oviponen hasta 16 huevos por día, y en toda su vida son capaces de producir alrededor de 380 oviposturas. La eclosión ocurre al cabo de 20 a 96 horas, para dar origen a las larvas, las que se alimentan activamente de la pulpa de la fruta por un período de tiempo que va de 3 a 10 días. La pupa puede ocurrir tanto dentro como fuera del fruto, y luego de 4 a 15 días, emergen los ejemplares adultos, para continuar con su ciclo. Los adultos tienen una vida bastante prolongada, viven entre 20 y 56 días, y en caso de que pase el invierno como tal, su longevidad puede llegar hasta los 200 o más días.

Drosophila suzukii, al igual que todos los insectos, rige sus ciclos vitales por acumulación térmica. Bajo condiciones óptimas de temperatura (25°C), cumple su ciclo entre 8 a 13 días; si las temperaturas son de 15 °C, el ciclo tardará 21 a 25 días y si las condiciones son extremas, vale decir, muy calurosas (>30 °C) o muy frías (<5 °C), esta especie detiene su desarrollo. El rango óptimo de desarrollo siempre estará entre los 20 y 25 °C.

No solo las temperaturas son importantes en el ciclo vital de esta especie, otro factor que incide de manera importante es la humedad relativa: si las condiciones de humedad son bajas, la supervivencia de esta especie se verá seriamente afectada, por esta razón es que en Chile los mayores peaks poblacionales siempre se encuentran en primavera y otoño, y jamás en la estación estival, la más seca para nuestro clima. Un dato interesante es que etimológicamente la palabra “Drosophila” proviene de las palabras griegas “droseros” (rocío, cubierto de rocío) y “phyla” (amor, afinidad), por lo que el significado del género sería algo parecido a “amante del rocío”. Si bien no es del todo precisa esta descripción -en realidad no gusta tanto del rocío-, nos permite comprender que este género siente especial predilección por condiciones húmedas.

El proceso de diapausa invernal será inducido por dos factores: bajas temperaturas y reducción del fotoperíodo. Bajo esas condiciones, D. suzukii dará origen a las “formas de invierno”, más resistentes que las formas de verano a las bajas temperaturas y alimentación deficitaria, un claro ejemplo de su plasticidad fenotípica o ecológica.

NO APLICAR INSECTICIDAS EN LOS CONTORNOS DEL PREDIO

Hasta hoy, la forma más eficiente de controlar Drosophila suzukii es el control químico, el que debe ser cuidadosamente planeado de manera de evitar problemas como el desarrollo de resistencias. La cereza es susceptible a los ataques de esta plaga desde el color pajizo hasta la cosecha, lapso de tiempo en que se deben realizar aplicaciones de acuerdo al efecto residual de los insecticidas, cuidando de no dejar días desprotegidos en los que la plaga pueda ingresar a la fruta. Para esto, la elección, rotación y adecuada estimación de las residualidades cumple un papel fundamental (ver cuadros 1 y 2).

Cuadro 1. Insecticidas, grupo químico, eficacia y residualidad en Drosophila suzukii.

Solo un puñado de grupos químicos exhiben una buena acción sobre esta plaga y muy pocos insecticidas biorracionales han demostrado ser realmente eficientes. Los insecticidas convencionales tienen residualidades que escasamente superan los 7 días de control y destacan productos pertenecientes al grupo de las espinosinas (spinosad, spinetoram), los piretroides (l-cyhalotrina, g-cyhalotrina, alfa-cypermetrina, permetrina, etc.), la diamida cyantraniliprole y algunos organofosforados -muy cuestionados en la actualidad- como fosmet y diazinon.

Cuadro 2. Ejemplo de propuesta de rotación de insecticidas en un programa de Drosophila suzukii.
Nota: se trata de un ejemplo, siempre deben ser consultadas las tolerancias y carencias de los activos de acuerdo al mercado de destino de la fruta.

Insecticidas ampliamente utilizados para el control de polillas y otras plagas, como acetamiprid y clorantraniliprole, lamentablemente muestran exiguas residualidades, que no sobrepasa los 3 días de control. Por su parte, las alternativas bioracionales del mercado en su mayoría son poco residuales con períodos efectivos de control que van entre 1 y 5 días. Entre estas opciones, Chromobacterium subtsugae y spinosad -en su formulación orgánica-, son los que más se acercan a la eficacia de los convencionales, con 5 a 7 días; mientras que productos como azadiractina, piretrinas y capsaicina, no sobrepasan los 3 días de residualidad efectiva.

La utilización de hongos entomopatógenos debería ser considerada, en atención a los alentadores resultados obtenidos en EE.UU. y Europa, pero es clave que se realice una muy buena selección de cepas, así como también se conozcan los intervalos de resguardo entre las aplicaciones de fungicidas y estos productos que aseguren su óptimo desempeño (por lo general entre 4 y 7 días antes y después de la aplicación del hongo entomopatógeno). Alternativas como Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae deberán ser ensayadas y evaluadas en una rotación para Drosophila suzukii. Finalmente, nuevas moléculas como péptidos reguladores alostéricos de neuro receptores han mostrado una interesante respuesta por parte de esta plaga, lo que los convierte en buenas opciones a futuro.

Figura 1. Ejemplo de rotación según modo de acción de insecticidas.

Tratamientos de post cosecha no tienen eficacia en Drosophila suzukii, por tratarse de una plaga voladora, cuyas reinfestaciones estarán más determinadas por la presión existente en el entorno que por los tratamientos realizados la temporada anterior. La lógica de bajar presiones de insectos a través de la post cosecha puede ayudar en plagas no voladoras (chanchitos blancos, escamas, conchuelas), sin embargo, en el caso de Drosophila suzukii, la presión de la plaga sobre el cultivo estará más determinada por las condiciones ambientales de la primavera -y por tanto, por la carga de insectos en el entorno- que por los tratamientos que pudieron implementarse la temporada anterior. Es por estas mismas razones que no se recomiendan tratamientos de post cosecha tampoco en polillas, trips o pulgones.

Respecto a tratamiento de flora nativa como opción para reducir las poblaciones de Drosophila suzukii, no existe evidencia que genere un impacto positivo en las presiones de la plaga en cerezos. Esta mosca es oportunista, siempre se asocia a especies vegetales que puedan brindarle refugio, alimentación y, sobre todo, la opción de continuar su ciclo. La pregunta que hay que realizar es ¿cuántas especies de la flora auxiliar se encuentran con su fruta madura -o al menos susceptible al ataque de Drosophila suzukii– al mismo tiempo que ocurre en el cerezo el período de color pajizo a cosecha?, lo cierto es que son muy pocas…

Aplicar insecticidas en los contornos de los predios es una práctica que no debería sugerirse, porque además de lo antes expuesto, estos pequeños ecosistemas incrementan la biodiversidad, actuando como reservorio de una serie de insectos benéficos, que ayudarán en el control de otras plagas, como arañitas, chanchitos blancos, escamas y trips. Este tipo de prácticas apuntan en dirección contraria al manejo integrado y sin duda repercuten negativamente en cualquier índice de sustentabilidad.

 



Equipo Prensa
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